miércoles, 9 de julio de 2008

FINANCIAMIENTO A LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN MÉXICO

Desde hace mucho tiempo, se ha visto que la educación ha sido un pilar de mucha importancia para el desarrollo político, cultural, económico y social de cualquier país ya que a través del sistema educativo se han contrarrestado muchas deficiencias que la sociedad presenta. En este ensayo, le otorgo auge a una temática ya muy popular en nuestro país, ésta es referida al escaso financiamiento que se le aporta a la educación superior y que repercute directamente en la sociedad donde destacan los profesionistas egresados que no pueden enfrentarse a los nuevos retos de una sociedad cambiante.

A todos los problemas de equidad, calidad y organización educativa, hay que añadir la omisión y el castigo presupuestario padecido por la educación pública, de por sí las tasas históricas de inversión educativa han sido inferiores a la recomendación internacional de un 8% del PIB para países en desarrollo. A esa insuficiencia histórica, los últimos años añadieron un severo recorte en términos reales del presupuesto educativo. Calculado a precios constantes de 1982, la caída del gasto educativo entre ese año y 1987 fue de 35.9 %( Guevara, G. 2000).

Factores políticos, no educativos, deciden en mayor parte la asignación de recursos para el sector educativo. En las decisiones de asignación presupuestal imperan los mecanismos informales, las presiones, la complicidad burocrática y la negociación a puerta cerrada, caminos todos ajenos, a menudo contrapuestos, a los criterios técnicos que debieran regir en el sector (Guevara, M. 2000).

Esta volubilidad política de la asignación presupuestal está en la base de una de las inequidades más ostensibles del sistema: aunque los costos unitarios son diferentes en cada nivel educativo, la educación superior, con sólo el 5 % de la población escolar del país, absorbe más del 20 % del gasto económico. Todos estos factores han terminado por fijar la limitación básica del `proceso de asignación presupuestal: no sabemos cuanta educación se compra o genera por cada peso público invertido en ella (Op. Cit. 2000).

Debido a las razones expuestas anteriormente, es imprescindible que se le brinde un financiamiento adecuado al área educativa en México, país que está en aras de una expansión demográfica y globalizadora, por lo tanto, exige mayores necesidades. Es importante que el gobierno estatal y federal amplíe su visión respecto a la educación y tomen conciencia de que el conocimiento es el único instrumento para que la nación se desarrolle y esté apta para enfrentar nuevos desafíos.

El financiamiento a la educación superior, por tanto, no debe ser considerado como un gasto sino como una inversión, la mejor inversión de un país es aquella que se hace en su gente; es la que forma a las personas desde la educación inicial hasta la educación terciaria; es una inversión económica y social que debe protegerse de los embates de las crisis recurrentes que sufrimos como país. Una de las principales variables que hay que tomar en cuenta para analizar la problemática del financiamiento de la educación superior es la evolución de la matrícula estudiantil (ANUIES 2004).

El menor crecimiento de la matrícula en la educación superior se apoyó en la necesidad de mejorar la calidad de la enseñanza. Sin embrago los problemas de hacinamiento que pueden estar asociados con los índices insatisfactorios de calidad que, por una parte, apoyaron la decisión de regular el crecimiento de la matrícula en este nivel; y por otra, probablemente se agravaron ante la escasez de recursos (Guevara, M. 2000).

Muchos sectores golpeados por la crisis y que anteriormente podían acceder a opciones privadas, en el futuro encontrarán en la educación pública la única opción para continuar sus estudios, y ésta continuará siendo la principal opción formativa para la mayoría de la población. De ahí la importancia de ampliar oportunidades públicas de educación superior con calidad y con equidad (ANUIES 2004).

Es necesario que la matrícula escolar a nivel superior, vaya incrementándose en cada ciclo escolar, pues es muy común retroceder personalmente hasta el nivel básico primario y darnos cuenta que de nuestra generación sólo uno o dos alumnos hemos logrado llegar al nivel superior y los demás, me pregunto, a qué se dedican. Obviamente este incremento de los estudiantes al nivel superior no es posible con méritos propios, necesitamos un subsidio que pueda proporcionarnos el sistema federal y estatal, que se nos apoye con incentivos y becas para no descuidar nuestros estudios teniendo que trabajar y dedicar más tiempo al estudio.

Los trabajadores mejor calificados optan por abandonar las funciones académicas o también optan por reducir el tiempo a las labores escolares, para poder generar ingresos que compensen las reducciones de sus salarios (Guevara, 2000).

Otro de los inconvenientes que se presentan debido al escaso financiamiento escolar, es que muchos alumnos que son muy inteligentes, al no ser apoyados en su país, optan por irse a estudiar a otras universidades de otros países, en un lugar donde si les puedan ayudar a destacar sus aptitudes y crecer como profesionistas, pero estos obviamente generan aportaciones muy buenas para el país que les está financiando su educación, a esto es lo que en México denominamos “fuga de cerebros”.

Una institución de nivel superior demanda muchas necesidades internas tales como: personal docente calificado, infraestructura para cubículos, áreas designadas a la investigación, bibliotecas, laboratorios de computación, tecnología, etc., todos estos elementos tienen un costo muy elevado que ya viene inmerso en el presupuesto que se otorga a cada universidad, sin tomar en cuenta que todos estos gastos se deben de cubrir para lograr un dinamismo en la universidad y no se quede estancada, además de estos gastos, también se le suman los de operación.

El otorgar mayor presupuesto a la educación superior, se mejoran muchos aspectos que después podrían repercutir negativamente en la sociedad, tales como: ampliar la cobertura, mejorar los programas de estudios, contratar personal docente con el perfil adecuado, favorecer la infraestructura de la institución, dotar de tecnología en las áreas requeridas, etc., todo esto con el fin de brindar a los alumnos, una educación de calidad, a que sean mejores profesionistas y por lo tanto puedan desempeñarse con más seguridad en el ámbito laborar. Con estas especificaciones, no digo que todo el financiamiento se le designe al área educativa, pues la sociedad tiene otros sectores que atender y que son también de mucha relevancia.

Otros estados, dentro de nuestro país, han tomado como estrategia, el dedicarle mayor presupuesto a la educación, obteniendo resultados favorables, ya que la educación repercute en todos los ámbitos, y si ésta es una herramienta para modificar muchas de las problemáticas que surgen en la sociedad, porqué no darle auge.

Medir la inversión en educación en relación con el producto interno bruto (PIB) es un indicador muy utilizado para describir el nivel desarrollo y crecimiento de los países en este tópico. En este sentido, existe una recomendación proveniente de las conclusiones (Declaración de México) de la Conferencia Regional de Ministros de Educación y de Ministros Encargados de la Planificación Económica de los Estados Miembros de América Latina y el Caribe - celebrada en diciembre de 1979 en la Ciudad de México, conferencia auspiciada por la UNESCO en cooperación con la CEPAL y de la OEA -, en la que se declara que “los estados miembros deberían: Dedicar presupuestos gradualmente mayores a la educación, hasta destinar no menos del 7 u 8% de su Producto Nacional Bruto a la acción educativa, con el objeto de superar el rezago existente y permitir que la educación contribuya plenamente al desarrollo y se convierta en su motor principal.” UNESCO, 1979 (citado por
http://www.diputados.gob.mx/cesop/doctos/DDL039%20El%20financiamiento%20de%20la%20educacion%20superior%20en%20Mexico.pdf).


El siglo XXI muestra significativos retos que generarán presión sobre la educación superior, es decir, sobre la necesidad de generar mayor infraestructura que atienda la demanda creciente que se proyecta para este nivel educativo. Estos retos son: el cambio demográfico del nuevo siglo, el proceso de urbanización del país y el mejoramiento de los indicadores de educación del país (Op. cit).

Así como la sociedad se está expandiendo significativamente debido a que existe una tecnología avanzada en cuanto a medicina y por lo tanto la esperanza de vida está ascendiendo al mismo tiempo que los nacimientos también se están logrando casi al 100 %. Por estas razones, nuestro país está creciendo demográficamente. Otro aspecto que demanda al país a tener una educación superior de calidad y una mejor cobertura, es referido a la urbanización. Anteriormente existía esa separación entre las zonas rurales y las urbanas, pero podemos percatarnos que a través del tiempo, las zonas rurales han dejado de serlo debido a la industrialización del país.

Muchos de los factores que abordan este ensayo, se derivan de la escasa importancia que se le da al área educativa y por lo tanto, no se le otorga el financiamiento adecuado a la educación superior, misma que es la base para que el país se desarrolle. Muchos estados se encuentran en mejores condiciones respecto a la educación que otros, Jalisco por ejemplo, es uno de los estados que no le da tanta importancia el otorgar un mayor presupuesto a la educación, ya que atiende otros ámbitos que considera más primordiales como son la seguridad pública., y claramente podemos percatarnos de ellos al darnos cuenta de que la matrícula en el nivel superior no avanza mucho.

Para otorgar el financiamiento a las IES se ha tomado un modelo, llamado informal, en el cual se forman criterios subjetivos por parte de las autoridades encargadas de dar este financiamiento, y toman como referencia el presupuesto del año anterior, sin consultar los resultados que se obtuvieron con este fondo y dejando de lado, los nuevos retos y necesidades a los que se enfrenta la educación superior. Este modelo no motiva la eficacia ni la calidad en las instituciones que reciben este financiamiento, al contrario, permanecen estáticas y obviamente, no contribuyen con nuevas estrategias para combatir problemas sociales.


Desde mi muy particular punto de vista, pienso que la mayoría de los problemas que se suscitan en la sociedad se derivan de la educación. Las instituciones educativas de cualquier nivel, deben comprometerse a educar alumnos integralmente, tanto en conocimiento, que en la posmodernidad es el instrumento para salir adelante, así como los valores, que hacen de las personas unos mejores ciudadanos, así pues, educando en valores desde nivel básico, es posible que la educación vaya modificando formas de pensamiento que contribuyan con el avance de la sociedad, a desvanecer la violencia, cuidar de nuestro medio ambiente y así lograr un desarrollo en la sociedad que puedan disfrutar las futuras generaciones.
















BIBLIOGRAFÍA:

http://www.diputados.gob.mx/cesop/doctos/DDL039%20El%20financiamiento%20de%20la%20educacion%20superior%20en%20Mexico.pdf

Consultada el 04/06/08

http://www.anuies.mx/e_proyectos/pdf/financ_conv_hacend.pdf

Consultada el 04/06/08


Guevara, M. (2000). La catástrofe silenciosa. México: FCE












INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES DE AUTLÁN


(I E S A)






LICENCIATURA EN EDUCACIÓN






















MATERIA:
PROBLEMAS CONTEMPORÁNEOS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN MÉXICO


TEMA:
ENSAYO SOBRE LA PROBLMÁTICA DEL FINANCIAMIENTO A LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN MÉXICO




NOMBRE: Nereida Elizabeth Ramírez Verdín

PROFESOR: César Manuel Rodríguez Quintero





Autlán, Jal. 11/06/08



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